ESTADO DE ALARMA Y VISITAS A MENORES
En este estado de alarma en el que nos encontramos desde el 14 de Marzo y hasta, de momento el próximo 12 de Abril de 2020 toca sacar nuestra mejor versión. La flexibilidad y la generosidad, junto con el sentido común serán nuestros mejores aliados a la hora de saber cómo enfocar y resolver los innumerables conflictos que va a suponer el que uno de los progenitores, de forma unilateral, suspenda «de facto» las visitas acordadas en su día o bien que ya constan reguladas en la correspondiente resolución judicial.
Es fácil, si se quiere. Si se pone por encima de todo el bienestar y la salud de nuestros menores. Habrá que valorar si el alto riesgo de exposición al COVID-19 vale la pena para estar unos días con nuestros pequeños o si por el contrario nuestro deber, como padres y madres, es evitar al máximo su exposición a tan devastador virus. Habrá que compensar, efectivamente, a aquel del progenitor que vea «recortadas» sus visitas durante este estado de alarma. Nada complicado si, realmente, hay voluntad por ambas partes. Son muchos los días que, afortunadamente, nos quedan por vivir y, de ellos, de seguro, que habrá multitud de los que generosamente podamos desprendernos en favor de nuestros menores, practicando, a la recíproca la generosidad de todos aquellos progenitores que lo están siendo hoy, por y para su hijos/as. Cada supuesto es diferente, cada familia un mundo.
Los progenitores son parte de la solución, dejemos que sean ellos los que tomen esta decisión tan delicada, ayudémosles a encontrar un punto de encuentro, no ha ahondar en sus diferencias.
El estado de alarma no debe ser una excusa para suspender las visitas pero tampoco debe ser una amenaza para exigir que aquellas se cumplan a toda costa y, en especial, a costa de las salud de nuestros hijos/as; menores indefensos que se merecen todo lo mejor de nosotros, de vosotros sus progenitores. Y lo mejor, aún está por venir y ojalá que lo sea pronto. Cuidaos. Asun Fieira