Mas de veinte años atrás comencé mi andadura en la profesión de la abogacía.
Miro hacia atrás y recuerdo unos inicios difíciles, sin tradición jurídica familiar; más en mi camino principiante agradeceré siempre la suerte que tuve de encontrarme con personas que me apoyaron de forma incondicional.
Personas en las que podías confiar pues eran leales a la palabra dada; no había ni esperabas sorpresas en el Juzgado, se respetaba al compañero/a y, en definitiva, se respetaba lo pactado y sellado con un simple apretón de manos.
La fuerza de la palabra y el respeto al acuerdo campaban a sus anchas por despachos y Juzgados.
En ese escenario, sin temor a equivorcarme, tengo el privilegio de poder decir que, aún siendo mujer y abogada, mis compañeros y compañeras – escasas en aquellas fechas- me trataron siempre de tú a tú, con respeto y siempre con la mejor de las disposiciones…. mas de veinte años atrás…
Compañerismo.. ¡ qué importante en cualquier profesión¡.
El » hoy por tí, mañana por mí» estaba al orden del día. La solidaridad entre letrados/as, aún siendo oponentes, reinaba por doquier.
Lamentablemente, esto ha cambiado… ya los compañeros/as de profesión no somos al tiempo compañero/as de andadura.
» Arrieros somos y en el camino nos encontraremos» me repetía un compañero ya fallecido.
Hemos dejado de llamarnos cuando surge cualquier problema- incluso personal- que nos impide o dificulta llegar al Juzgado, provocando a veces suspensiones y dilaciones innecesarias; los pleitos se han convertido en auténticas luchas sin nombre, sin caras… lo que importa es el fin, no el cómo lo has conseguido ni a costa de qué ni de quién.
O al menos esta es mi percepción… ojalá que equivocada….
La competencia impera hoy en nuestra profesión en detrimento del compañerismo en la misma, cuando ambos conceptos no deberían ser excluyentes; podrían perfectamente convivir en estos mundos nuevos que nos toca vivir pero… falta actitud y aptitud negociadora, no interesa … ¿ por qué?.
Afortunadamente, dicen que » todo es cíclico», espero que en breve volvamos a sentirnos compañeros/as y actuar como tal, nosotros/as nos sentiremos mucho mejor en nuestro duro día a día y nuestros clientes, de seguro, también resultarán beneficiados/as.
No hay límites para mejorar, por favor, mejoremos en esto, está en nuestras manos.
Asunción Fieira